La empresa reduce costos y gastos, aumenta sus ingresos operativos y evita pérdidas. Además, con el cumplimiento de las leyes, la transparencia de los procesos se convierte en una realidad más consolidada, lo que brinda mayor confianza en el mercado en el que opera.

Los equipos involucrados se preparan más y aumentan su rendimiento, lo que se refleja directamente en la productividad.

La reputación y la buena imagen son reflejo del nivel de cumplimiento que pretende tener la empresa. Por lo tanto, utilizar este concepto para guiar las mejores prácticas de la organización reduce significativamente todos los riesgos para la empresa, creando un entorno más saludable y confiable.

Los programas de cumplimiento son una herramienta muy útil para ayudar a las empresas a prevenir y detectar su participación en conductas ilícitas, que pueden generar responsabilidad penal o administrativa tanto para la empresa como para sus directivos, así como afectar a su reputación.

En palabras más simples, a través de un programa de cumplimiento, su empresa podrá prevenir e identificar prácticas contrarias a las normas antimonopolio.